Aquí permanece el tiempo suspendido, como una nube quieta sobre nuestras cabezas.
El cielo es completamente puro, de un celeste de trecientos sesenta grados. Luz: reflejos cristalinos sobre la pintura turquesa de las paredes de la piscina. En lo alto verdes irregulares en movimiento sereno: la palmera majestuosa, el débil cocotero, el pino de oro, la pequeña higuera…
Me tumbo sobre la barca sin fondo (hace años que lo perdió) medio cuerpo bajo el agua, también los pies. Con los ojos cerrados escucho el rugido de una avioneta a lo lejos sobre la playa, el pasar tranquilo de los coches tras los setos, el chapoteo y las alegres voces de los juegos infantiles. Mientras me mezco, el viento le susurra a las palmas detrás de mí.
La vida detenida, sin prisas, con el único objetivo de estar en paz, de no hacer nada. O mejor dicho, con la posibilidad de hacer lo que queramos: sumergirnos en historias inventadas por otros o escuchar nuestros pensamientos que fluyen ligeros en la tinta negra. Saber que aún quedan muchos días de asueto, que la tranquilidad será infinita… al menos durante este instante.
Escrito el 2 de julio de 2010.
10 respuestas a “LUGARES: SANTA BÁRBARA”
Es como si estuviera ahí. Describes muy bien el lugar y, aunque lo conozco, me hace descubrir muchas sensaciones desconocidas a simple vista. Delicioso. me inspira mucho sosiego y paz.
Esa es la grandeza del ser humano: ante las mismas circunstancias las sensaciones que cada uno percibe son completamente distintas.
Me alegra que por un momento te pudieras sumergir en el sosiego y la paz, que en ese instante el lugar me transmitió.
Infinito.
Que envidia. Me ha encantado. Leyéndote me he trasladado a ese lugar tan difícil de alcanzar llamdo PAZ. A ver cuando nos enseñas ese paraiso.
Seguro que ahora si que vas a salir del estanque.
Desde luego no es fácil trasladarse a ese lugar, me alegro de haberte ayudado a conseguirlo con mis palabras, aunque creo que el mérito es del que lo lee, sin la disposición y la sensibilidad necesaria no sería posible.
Espero que sigamos compartiendo paraisos.
No sé si saldré del estanque, pero al menos pude tomar un pequeño respiro.
Un besote.
La infinidad atrapada en un instante… sí, tal vez sea posible…
Un abrazo y gracias a tí también por tus visitas… a ver si un día de estos te quedas un poco más y tomamos un café… eso sí, el que te puedo ofrecer es virtual pero es Marcilla y no quita el sueño! 🙂
Gracias Dominique, por volver constantemente a mi playa.
Un besote enorme.
Qué placer sentir la brisa del mar en la cara..Delicioso!! besitos pequeña!
Cuando la sientas piensa que yo desde aquí te estaré mandando en ella mis mejores deseos.
Bicos canarios, mi niña.
Segun te iba leyendo me encontraba contigo en esa playa
En esa barca sin fondo
de donde emerge la paz
aunque te atrape solo un instante
como tu dices
la tranquilidad sera infinita
¡Qué bueno Coque! Estar juntas al menos durante un instante en esta calma, tomándonos unas cañitas…
Un besín.