Un añadido ―me dijeron―. Una señora mayor que viene sola.
Yo la cojo ―contesté―. Pásala.
Siéntese a este lado, donde quiera ―le dije al verla. Traía sus papeles en una carpeta amarilla. Eligió un sillón pegado a una ventana―. Pero tendrá que esperar a que suban la medicación. Tardará un poco.
No te preocupes mi niña, yo espero. Muchas gracias.
Si le parece la voy pinchando para ir ganando tiempo ―le dije al rato.
Como quieras. Si algo me sobra es tiempo.
(No pude evitar escuchar la pequeña conversación que enseguida entabló con la acompañante de la paciente de al lado.)
Cuando me dijeron lo que tenía, de pie estaba y de pie me quedé. ¡A mí que más me da morirme con todo lo que he pasado en la vida!. Y prefiero venir sola, para que voy a estar molestando a nadie. Todos tienen sus cosas.
A veces uno se pone más nervioso cuando viene acompañado ―intervino la paciente de enfrente y su hija la miró con el ceño fruncido.
¡He pasado tanto! ―continuó, parecía que notaba alivio al contarlo―. Mi padre murió cuando sólo tenía seis meses. Todo en mi vida han sido tragedias.
La vida no es sino sufrimiento ―me sorprendí sentenciando, como si sólo fuera un espejo en el que la señora se reflejaba. Y me fijé en su pelo cano, en su rostro curtido. Y sentí lástima porque pensé que ya ni siquiera le dolía el dolor.
He sido una mujer maltratada, abandonada… ¡Qué me importa la vida! ―dijo como quien cuenta lo que acaba de desayunar.
(Entonces al mirarla vi sus ojos enrojecer e inundarse. Pero no lloró. Quise quedarme a su lado, dedicarle mi tiempo, pero me dolía su reflejo y me levanté. Había terminado de cogerle la vía y otros pacientes me esperaban. Era la verdad, pero me sonó a excusa. Continué con mi trabajo sintiendo que esta vez era yo la que la abandonaba.)
Muchas gracias, mi niña ―me dijo de nuevo.
(Se hizo el silencio en el rincón. Nadie supo que añadir y la anciana permaneció, una vez más, acompañada por su soledad.)
Escrito el 7 de agosto de 2010.
10 respuestas a “SOLEDAD”
Un texto en él que no pasa nada y, sin embargo, ¡en él que pasa tanto!… me parece muy hermoso pero ¿qué te parece si la enfermera hubiese quedado totalmente al margén desde el punto de vista emocional?… creo que hubiese dado una sensación de soledad aún más profunda… creo que un narrador que sólo tiene ojos y oídos es, a veces, más eficiente que un narrador que se implica demasiado. Me ha gustado mucho… ¡qué «salingerianos» somos!
Gracias Dominique.
Un besote enorme.
Ahora soy yo el que dice Uffff¡¡¡¡¡ No pierdas tu calor, hace mucha falta.
A veces pienso que viviría mejor sin sentir tan intensamente en todo momento. Pero creo que de ahí nace el calor, así que, sólo trataré de no quemarme.
Un abrazote.
De estos relatos que escribes a flor de piel saldrían novelones.
B.F. + A.S.
Gracias por tu apoyo incondicional, Miguel.
AS+BF
Se me ha encogido el corazón. Siento especial debilidad por los ancianitos, y me estremezco al ver en su mirada la soledad y la fragilidad…hermoso Raqui. besote
Un corazón tan grande debe ser difícil de encoger. Gracias por pasear a mi lado guapa.
Un besote enorme.
Duro y conciso, una realidad literaria que no lo parece… muy real, diría yo. y triste, claro… pero llega, eso seguro.
Me alegra mucho tu vuelta, Nes.
Bicos canarios para mi niño galego.