AVIÓN RUMBO AL FUTURO


Hoy llegó a la isla un avión que con su estela blanca tejía un hilo entre el pasado y el futuro. El pasado es el que cuenta mi hermana, desde sus entrañas. Yo no podría contarlo mejor, así que lo transcribo a continuación con su permiso.

LLUEVE

(Carta para Alejandro. Escrita por TRINI ROMERO LUJAN)

 Llueve… No en la calle. No tras los cristales. Llueve en mi interior. Una lluvia fina que lo empapa todo: los sueños, la esperanza, la razón.

Te sientas sonriente a mi lado. Tengo en mis manos una foto. Tú la miras y te ríes. ¿Lo recuerdas?_ Te pregunto. _ Estábamos en La Graciosa.  Tú tenías sólo cuatro años. El pelo rubio y ondulado, la mirada brillante y la sonrisa en los ojos.  Eran días de alegría, de sol, de mar, de arena blanca, de pesca y de tertulia. Eran días de risas infantiles, de juegos, de esperanza. Días  de familia, de paz, de amor, de ternura.

 Perdidos entre las rocas buscábamos lapas y caracolas. Tú vestías siempre de azul y gustabas de llevar puestas tus gafas de sol y tu gorra de Mickey Mouse. Llenabas mi corazón con tu risa y cada día me regalabas una nueva palabra.  Llenabas folios de casas y de números, de retratos tuyos y nuestros.

La vida era música y color. El futuro era algo muy lejano y el presente se nos entregaba cargado de esperanza.

Hoy el sol que se cuela por mi ventana no llega hasta mi alma. Hoy sigo buscándote pero no te encuentro. Te llamo pero no me escuchas. Tiendo hasta ti mi mano pero no la ves.

He perdido el camino.

Has cambiado el azul, el turquesa y el celeste por el rojo. Rojo sangre y desespero. Rojo fuerza y violencia. Rojo impotencia y desaliento.

Me he sentado en el rellano a esperarte pero la lluvia cala mis huesos.

Intento abrir con mis manos un boquete en tu muro. Intento penetrar tu mirada. Escuchar tu miedo. Entender tu rabia… Intento sentir lo que sientes. Deseo sentir contigo pero… cada día estás más lejos.

Ya no hay color en nuestra vida y siento como nace la desesperanza.

¿Dónde estás niño mío? ¿A dónde fue tu risa, dónde tus caricias, dónde tus juegos?

 No puedo evitar sentir que te he fallado. Me parece verte acurrucado en mis brazos con un ChupaChups junto a tu ojo, viendo el mundo de color naranja.  Mientras, mis lágrimas empapaban tu pelo. Ese día me dieron tu diagnóstico. Ese fue un día también muy gris, pero tú estabas a mi lado.  Prometí no abandonarte nunca. Te prometí que siempre estaría a tu lado, que siempre podrías contar conmigo. Prometí ser tu voz si no llegabas a  hablar. Te prometí aprender a interpretar tu mirada, tus gestos, tu silencio. Prometí luchar por ti. Luchar contigo. Prometí indicarte el camino, tomarte de la mano y traerte siempre de vuelta a casa.

Han pasado 13 años desde aquel día. Desde aquella promesa que ahora siento que he de romper y se me desgarra el alma.

¿En qué recodo del camino te perdí?, ¿Cómo no me di cuenta de que te marchabas?, ¿Quién robo tu alegría? , ¿Quién mató la esperanza?, ¿Quién nos quitó la paz?  , ¿Cuándo se lleno de temor y angustia nuestra casa?

 Son las siete de la tarde. A lo lejos se oye el murmullo de una ambulancia. Su sonido se hace más intenso conforme se acerca. Por fin se hace el silencio. El silencio que viene a socorrerme del caos, del dolor, del terror.

Suena el timbre y con él cesan los gritos, los portazos, los golpes, los cristales, el desaliento y el miedo…

Me siento aturdida, temblorosa y aterrada. Me siento enfadada…

Veo el dolor en tus ojos. Siento que me suplican ayuda, perdón, amor. Y corro a acariciar tu pelo, a susurrarte en el oído que te quiero, qué estoy contigo. Generalmente aprovechas para brindarme un golpe más, pero… no me importa. Ya nada me importa. Sólo quiero llegar a ti. Quitarte el dolor. Transformar tu odio en alegría. Quiero coger tu mano y caminar nuevamente contigo…

Ya no siento nada. Ya no sé lo que siento: ¿Dolor? ¿Amor? ¿Miedo? ¿Desesperanza? ¿Fracaso? …

Con cada golpe me he ido endureciendo y he ido madurando. He ido quitando importancia a lo superfluo. Ya no importa si has tirado abajo una pared. No importa que la casa no tenga puertas, que hayas arrancado el bidé o que hayas destrozado la tapa del wáter. No importa no tener tele en el salón, ni video, ni Play, ni cadena musical, ni cuadros en las paredes, ni portarretratos. Tampoco importa que las fotos estén pintorreadas. Que se hayan roto los cristales del mueble del salón, que la ventana de tu cuarto esté condenada o que la puerta del balcón no pueda abrirse nunca. No importa que sólo  queden en pie dos sillas y que la mesa haya tenido que ir de excursión al punto limpio junto con muchas cosas más. Nada de eso importa. No importa si los vasos, cubiertos y platos son de plástico. No importa si no hay intimidad en el baño… No importa si lanzaste el ordenador, la maceta o la fuente de porcelana, al menos no conseguiste darme.

Importa tu dolor y el nuestro.

Importa el temor de Javier, importa su angustia. Importa que viva encerrado en su cuarto, bajo llave. Que sean numerosos los días en que ahí debe desayunar, merendar y cenar.  Importa que le agredas cuando recibe mis besos y abrazos. Importa su dolor, su salud mental y su seguridad física. Importa Javier.

Importa la salud resentida de Jorge. Su hipertransaminasemia. Sus constantes dolores de cabeza, sus seis suspensos, sus pocas ganas…Su exceso de responsabilidad para conmigo. Importa su rabia hacia ti cuando me agredes. Su tristeza… Importa Jorge.

Espero la llegada de la noche. Espero la madrugada, cuando tu sueño es profundo y tu respiración calmada. Entonces me acerco sigilosa hasta tu cama. Me cuelo en tus sábanas y te miro intensamente. Te abrazo, te acaricio. Me lleno de ti. Te lleno de mí.

Te susurro mil veces cuánto te quiero.        

Te quiero a pesar de que nuestra vida sea un infierno. Te quiero aunque me peges, aunque me destroces la casa, el cuerpo y el alma… Te quiero.

Te quiero aún cuando tu mirada se transforma en odio. Aún cuando sólo siembras destrucción, dolor y terror a tu paso.

En el fondo sé que ese no eres tú. Tú te escondes bajo el monstruo. Transformas en destrucción el dolor y el temor que sientes. Cada día te escondes más y más. Y yo, niño mío, no consigo alcanzarte. No se llegar hasta tu orilla. No se calmar tu angustia. Ya no se devolverte la alegría.

Con la foto en la mano me das un abrazo.

Gracias, mi amor, por esta tregua.  Llevas casi dos horas de risas, cantos, saltos y aleteos.  Todos reímos contigo. Javi te abraza con ternura y Jorge te repite una y otra vez ese gesto que te causa tanta gracia.

 Disfrutamos con plenitud de este momento porque ignoramos cuánto durará esta vez la calma.

No voy a abandonarte Alejandro. Aunque un papel diga lo contrario. Aunque te marches a vivir lejos de casa. Yo siempre estaré contigo y tú estarás conmigo.

No quiero pensar en el adiós. No quiero pensar en el mañana…

¿Qué será de ti, mi amor? ¿Quién velará tus sueños? ¿Quién te abrazará con ternura? ¿Quién interpretará tus silencios, tus gestos, tus miradas…? ¿Quién te regalará chuches para premiar tu comportamiento? ¿Quién cogerá tu mano? ¿Quién te despertará cada día con una canción y un beso? ¿Quién moldeará tus rizos? ¿Quién te defenderá? ¿Quién pondrá voz a tu silencio y esperanza en tu mirada?

¿Cómo podré saber cómo estás si no podré verte y tú no puedes contármelo?

Muero al saber que tendrás que marcharte. No duermo, no como. Mi corazón está lleno de dolor y de soledad. Muero al pensar que te he fallado…

Pero no puedo fallar a tus hermanos. He de devolverles la paz, la alegría, la ilusión, la salud… Si ellos están bien, algún día, cuando yo ya no esté, ellos velarán por ti.

Creo que no sabré vivir sin ti pero me consuela saber que tú sí podrás vivir sin tenerme a tu lado.

 Mi pequeño Alex quiero que sepas que volverás a casa. Cuando por fin se calme tu dolor y se apague la furia. Cuando no seas un peligro para tus hermanos. Cuando el arcoíris adorne el cielo…  TÚ VOLVERÁS A CASA. (Trini Romero Luján).

 Esto pertenece al pasado.

El 28 de junio ingresó Ale en la Unidad de Internamiento Breve, para evitar que se hiciera o hiciera más daño a los suyos. Fueron días duros en los que reclamaba la playa. Muchos días entre las paredes de un hospital. Muchos para él y muchos para sus padres, que estuvieron (como siempre) al pie del cañón.

Ale y sus hermanos son muy afortunados porque tienen unos padres luchadores, valientes y generosos. Han trabajado porque su hijo alcanzara sus máximas capacidades desde el minuto uno (antes de tener un diagnóstico). Después fundaron ACTRADE (Asociación Canaria que tiene un papel precursor en la sociedad al abordar el espectro autista: facilitando apoyo y servicios a las familias con personas afectadas por este transtorno) dedicándoles muchos años de esfuerzo, muchas reuniones, mucho de ellos. Estos últimos cinco años de suplicio, en los que el monstruo (como lo llama mi hermana) se apoderaba de Ale, recorrieron muchas consultas, curaron muchas heridas (incluidas las suyas), tocaron en muchas puertas, llamaron a muchos números (en este último año al menos 25 al teléfono de emergencias: porque peligraba la integridad física de todos). Dejaron mucho de ellos, lamentablemente, por el camino.

El 11 de agosto surcó el cielo el Avión de la Esperanza que lo llevaba a Madrid para que lo operaran. En ese avión también viajaba el miedo lógico a lo que podría ocurrir cuando le tocaran su cerebro (les aseguro que es un pánico que sólo el que lo vive sabe de su calado). El 13, las milagrosas manos del Dr. Martínez consiguieron que el monstruo abandonara a Ale de una vez. Y… renació aquel niño feliz, juguetón y cantarín.

Helio (su padre) mantuvo en vilo muchos corazones con su Diario de la Esperanza (añadiendo varias entradas al día en su magnífico Blog, MARGULLANDO: desde el día 10, ha registrado más de 6000 visitas. Mucha gente los quiere, no hay ninguna duda), contando casi cada momento de la nueva vida de Ale, subiendo videos de su hijo (cantando, corriendo y haciendo el salto del columpio). Ayudándonos a los que los queremos a sentirnos a su lado, sirviéndonos de terapia a la familia y de aliento a los que viven situaciones similares.

Hoy, 21 de agosto de 2010, unas quince personas (los abuelos, tíos, primas, amigos-hermanos… los hermanos de verdad junto a la gran familia Ayala están en Roma) esperábamos ansiosos a que esas tres maravillosas personas cruzaran por fin las puertas. Dos globos les dieron la bienvenida, aunque el que decía Ale voló hasta el techo del aeropuerto y allí se quedó. Allí estaba Ale, en lo más alto: no paraba de brincar, de correr, de reír, de darnos abrazos y besos. Temblaba y sudaba de la emoción. Era el primer día de su nueva vida. Después de casi dos meses volvía a casa, solo, sin el monstruo, sin nuestras peores pesadillas.

A mi hermana también le esperaban sorpresas en su casa (no habían grietas, tenía tele y colchas nuevas, tapa en el váter). Y a Ale le esperaba un pastel que encargó Marta (una de las amigas-hermanas, que tanto ha ayudado a Trini, a Jorge y a Javi, durante muchos años).

Bienvenido Ale (leyó las letras blancas sobre la tarta). Cumplo 16.

No Ale, tu cumple es en marzo de 2011, todavía queda. Te pondremos velas pero sólo para celebrar que estás en casa (le dije. Aunque lo que pensé fue, para celebrar tu nueva vida, para celebrar el futuro).

Porfa, ponme dieciseis.

No, sólo quince. Sigues teniendo quince, ¿vale?

Vale (contestó obediente).

Brindamos por él y por el FUTURO en paz de esta familia que se merecía poder VIVIR… sin miedo y sin sufrimiento.

Les queda lucha, por su puesto, Ale siempre necesitará tutela. Pero ahora podrán seguir trabajando con él para que sea lo más independiente posible.

Escrito el 21 de agosto de 2010.


18 respuestas a “AVIÓN RUMBO AL FUTURO”

  1. No se puede añadir nada a todo lo dicho por tu hermana y por tí… ¡conmovedor!solamente quiero desear lo mejor a Ale y a todos vosotros. un beso

    • Gracias Dominique. Desde luego este grupete es lo mejor de la aventura que empezamos en enero. Aún me maravilla como se puede querer tanto a personas que sólo conoces a través de los caracteres del ordenador. Pero, desde luego, el afecto traspasa todas las barreras. Gracias también por tus chapuzones fieles en mi playa.
      PD. Tengo en el horno el relatillo que estás esperando, solo le queda gratinarse un poco. ; )

  2. Que lección de vida han dado. Que suerte tiene este niño. Haber nacido dos veces con los mismos padres.
    En el texto, es obvio, no puedo ser imparcial por muchas razones. Es muy emocionante (ambos).

  3. Gracias Raquel. Gracias por tu carta pero especialmente por estar ahí. Por estar siempre ahí. En casa hemos cambiado el estruendo del miedo por el «sonido de la pandereta». ¡Bendita pandereta!
    Te quiero hermanita.

    • Para qué si no estamos los hermanos, para estar siempre, sobre todo en los malos momentos. También suena: «En honor de una zaaagaaalaaa, en honor de una zaagaaalaaa…», me parto. Lo cierto es que tiene una vitalidad adminable, no me extraña que quiera tener diciséis… A ti es imposible no quererte. Muaaacc!

  4. Joer, qué bonito… llorando como una magdalena me he quedado aquí mientras debería estar estudiando… y tb me he quedado pensando… qué carajo hago aquí??llorando en soledad, pasando calor, y echandoles de menos a todos… ojalá hubiera podido estar en los malos momentos tanto como en los buenos a su lado, les echo mucho de menos y les quiero muchísimo

    Además me siento suuupppeeerrr orgullosa de mi familia, son los mejores, unos artistas y, lo más importante buena gente BUENA GENTE, con mayúsculas. mil millones de besos, nos vemos pronto

    • Sara, estás donde tienes que estar. Físicamente ahí para terminar la carrera (también pudiste estar en el hospi, con ellos) y emocionalmente aquí donde siempre has estado. Estudia, que el esfuerzo siempre merece la pena.
      Un besote enorme.

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