Hace tiempo que aquí ya nadie cree en los milagros. Pero seguimos peregrinando hasta la basílica. Desde distintos puntos de la isla: en familia, solos, en pareja o con grandes grupos. Estos últimos normalmente vienen de noche entre bebidas, risas y cánticos. Jóvenes en busca de una noche distinta al año. Dejando por el camino los restos de su vacío.
Cuando nos vamos haciendo mayores, acudimos con la esperanza de que la virgen nos ayude a rebasar nuestro último obstáculo. Quizá, cuando éste sea insuperable, no vengamos a rogar su clemencia. La pensaremos con los ojos llenos de lágrimas, esperando que entienda, lo necesitados que estamos de no tener que pedir más.
Escrito en junio de 2010
4 respuestas a “SIETE DE SEPTIEMBRE”
Precioso. Un gran significado y una gran descripción en pocas líneas. Te lo dije.
Como te digo yo: son los ojos con los que me miras. Por tu insistencia aparece esta publicación. De otra forma estas palabrillas hubieran muerto ni siquiera sé en qué archivo. Una vez más, gracias por tu apoyo. Estoy deseando ver tus preciosas fotos en tu blog. Por cierto, rescata la foto de la carretera post peregrinación a Teror y ponla aquí, pensé en ella cuando lo escribí. Infinito
Como tú bien dices siempre hay algo que pedir,así es la vida, y yo quiero pensar que ella está ahí aunque solo sea para escuchar,a mí eso me reconforta y consuela bastante.
Un besito,nos vemos ya mismo.
Es un gran consuelo, un apoyo. Cada vez que subo al pueblo entramos a verla, es una visita obligada. Y siempre empiezo mis plegarias: «Como tú también eres madre, entenderás que te pida…» Podemos creer más o menos pero nos sentimos aliviados al pensar que alguien nos escucha.
Un besote enorme. Sí, ya mismo nos veremos a menudo. Gracias por seguirme.