SINTONÍA VIVALDI (3ª parte)


Una silueta apareció en el sendero. Una silueta familiar. Era ella, Julia, no había cambiado su forma de caminar, si acaso un poco menos estirada, pero aun así demasiado altiva para los tiempos que corrían. La mujer caminó unos pasos, se detuvo, miró en todas direcciones y volvió a caminar. Quizá era la primera vez desde que se conocieron que ella le buscaba a él. Solía ser al revés. Se detuvo de nuevo, esta vez sólo miró en una dirección. Le había visto. Más tarde lamentaría haberse equivocado, pero en ese momento vio miedo en su mirada. (Miguel)

 Entonces se dio cuenta de que su rostro se concentraba en la señal acordada, el libro de “La fiesta del chivo” que reposaba en sus piernas. Sonrío abiertamente mientras se levantaba.

—Tú debes ser…—dijeron los dos casi al unísono.

—Yo soy “La gata aburrida”, mi nombre real es Julia —le dijo dándole dos besos y sin dejar de sonreír. ¡Cuántas veces la había visto hacerlo! Odiaba esa sonrisa pero no dejó que se le notara.

—Encantado. Yo soy “Lobo enjaulado”, me llamo Tomás. ¿Quieres que demos un paseo por la alameda o vamos a la terracita que está al principio del parque? (Raquel)

Continuará…

Relato encadenado escrito con Miguel en octubre de 2010.


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