Gracias por tu carta. Me alegra saber que estás bien. Siempre supiste cuidarte solo. Desde pequeño salías al campo a pasar la tarde y volvías merendado. Nunca me contabas lo que habías hecho, pero yo te imaginaba inventando juegos nuevos cada día. Siempre te gustó estar solo. Puede que por eso te fueras. Lo cierto es que esta vida es una mierda y va a peor. La gente siempre tiene prisa a todas horas, siempre están de malhumor. Mientras compran compulsivamente no dejan de quejarse de que no tienen dinero. Siempre te costó entender el mundo, siempre fuiste como yo. Pero yo nunca tuve tu valor, lo debiste heredar de tu madre, de mí no podrás heredar nada bueno. Por eso no me extrañó que te largaras al morir ella, de hecho pienso que sólo estabas esperando ese momento para marcharte. En parte me alegra que te fueras entonces, que no me hayas visto así. Ahora solo soy un viejo decrépito cuya única ilusión es ganarse la lotería. Invierto gran parte de la poca paga que recibo en todas las apuestas que existen, pero nunca gano nada. Siempre fui un perdedor. Mi único sueño es ganar dinero suficiente para meterme en una residencia donde puedan cuidarme cuando me haga mis necesidades encima, no quiero ser un viejo que apeste a meados. Allí también tendría compañía sin necesidad de salir a la calle. Odio la calle, el humo, los coches, la marabunta de gente que habla en voz alta, los niños, odio a los niños pero eso ya lo sabes. Empiezo a pensar que lo de los juegos de azar es un engañabobos, en los que nunca gana nadie. Si no fuera así todos los viejos del barrio ya seríamos millonarios. A veces sueño con hacer un pequeño hatillo e ir a buscarte a las montañas, pero creo que me echarías a patadas. Si me quisieras a tu lado ya me habrías venido a buscar o me lo hubieras escrito en tu carta.
Me gustó recibirla hijo, a pesar de las cosas tan terribles que me decías. Está claro que no quieres que me muera, al menos no en paz. Si te quedaba alguna duda de que me hubiera olvidado de lo mal que te lo hice pasar te aseguro que sé que jamás tendré perdón. Si creyera en Dios o en el más allá o en alguna de esas paparruchadas sabría que ardería en el infierno. Me limité a sufrir en vida, tú eras con el único con el que podía aliviar ese sufrimiento, eras al único al que podía controlar, al menos de pequeño…
Hijo, te envío esta carta con el mismo viajero que me la mandaste, es el único que sabe donde te escondes. Cuando la leas ya no tendrás de qué preocuparte. Ayer compré un bidón de gasolina, el imbécil de Arcadio ni siquiera me preguntó para que lo quería. Si pensabas heredar la casa espero que de ella queden sólo ruinas. Como no iba a venir nadie a mi entierro he preferido incinerarme.
Ahora podrás descansar, mientras leas esto ya no estará sobre la tierra el causante de todos tus males. Espero haber colmado tus expectativas. Me iré sintiéndome un despojo humano, solo y atormentado. Tú intenta ser feliz, esta vida no dura nada. Dicen que se puede disfrutar, que tiene muchas cosas buenas; búscalas y vívelas. Destruye esta carta y olvídame para siempre. Sin mí podrías haber sido otro, no hubieras tenido malos recuerdos.
Sé que es difícil de creer, pero te quiero. Sólo he sentido amor por tu madre y por tí. Aunque quizá jamás supe como demostrarlo. Estaba demasiado ocupado, demasiado pisoteado para demostrar nada bueno. Has hecho bien en escapar de esta jungla. Aquí nadie puede permanecer cuerdo. Sólo céntrate en ser feliz, si es que eso es posible.
Te seguiré queriendo en el infierno. Un abrazo del padre que nunca mereciste tener.
Escrito el 12 de octubre de 2010.
5 respuestas a “CARTA ENVENENADA”
Sí, una buena manera de hundir un poco más al que te vaya a leer… no hay peor regalo que te quieran contar lo que no pediste saber… ¡guardémonos de los que se quieren sincerar!… me recuerda el juego de la verdad… por si no estoy con vosotros,os aviso… no se os ocurra jugar a este juego el sábado próximo o, si lo hacéis, estar todos bien colocados… y no me refiero a bien colocados en vuestros asientos, (que ya se ve que serán super confortables)… un beso
No sé que responderte. Hablamos el sábado ¿increíble no?
Besotes.
Mientras más lo leo, más me gusta. Te ha salido bordado: duro, directo y …real.
Felicidades.
Infinito.
Gracias. Siempre cuento con un lector fiel y con su acertada opinión. Infinito elevado a infinito.
no sé si me entendiste bien… lo de escribir una carta como lo hace el prota es realmente una buena manera de machacar al que te vaya a leer… muy buen relato y título… un beso