Totalmente desnuda, sentía el calor inundando cada milímetro de su piel. El sopor la trasladó a un lugar sin retorno; a medio camino entre la inconsciencia y la clarividencia. Dejó de sentir, para saberse en el paraíso.
Lentamente, como si de un ritual se tratara, el forense descorrió la cremallera del saco que contenía su hermoso cuerpo desnudo.
Lástima tener que abrirlo en canal. ¡A saber la de porquerías que encontraría dentro! Quizá, aquel trozo de carne, sintiera o pensara algo. No, científicamente resultaba imposible.
Sin temblarle el pulso, hundió el escarpelo. De repente, le llegó un fuerte olor a mar.
Escrito el 12 de marzo de 2011.
2 respuestas a “AL OTRO LADO”
¿No le estará haciendo la autopsia a una sirena?
Saludos.
Pues no se me había ocurrido. Buena interpretación, Alan.