Llevaba una semana acordándome de él. No sé bien porque juego de cábalas me empeñé en que su cumple era el veintiuno. ¡Menos mal que los Reyes me trajeron un calendario en casa de mi hermana, donde ponía bien clarito que era ayer!
Sabía que no estaba bien. Hacía tiempo que sus conductas anómalas habían vuelto a aparecer e incluso empeorar. Supe que su fiesta de cumpleaños del domingo terminó como «la fiesta del Guatabo» que decía mi abuela. Que, de nuevo, tuvieron que llamar al 112 para que lo sedaran.
Sí, sé que tenía ganas de que mis entradas fueran más amenas, más humorísticas, pero hoy la realidad es la que manda (una vez más).
Ayer lo llamamos para felicitarlo desde el coche, con el manos libres conectado. Mi hermana me contestó, con voz cansada, que creía que era mejor que no se pusiera. Pero él insistió. Estaba exultante, demasiado. Al oir a las niñas empezó a cantar: «Bajo el mar, bajo el mar… me tiro un peo, huele fatal…», se tronchaba de risa, me lo imaginaba dando saltos y aleteando. Después empezó a cantar Cumpleaños Feliz (en vista de que no lo comenzamos nosotras) así que lo cantamos juntos.
Después de la llamada, tuvimos un diálogo sobre Ale. Las niñas empiezan a plantearse cosas. Les expliqué que Ale siempre sería un niño.
-¿Hasta cuando tenga canas, mamá? ¡Es que Ale es especial!
Ellas mismas se contestaban a las preguntas. Les comenté también que le cuesta comprender el mundo y entender y explicar lo que le pasa.
-¡Por eso nos pone un dedo en los labios! Porque no nos entiende bien. A mí me encanta, porque siempre está contento.
Siempre hemos evitado que lo vean cuando está nervioso, así que para ellas siempre es feliz. Probablemente tendré que explicarles que pasará un tiempo en el hospital y, espero que así sea, que tendrá que volver a Madrid para operarse. Pero, ¡me parece tan duro que haya tenido que pasar su primera noche de los dieciséis en urgencias!, que eso no se los diré.
¡Cómo trasladar ánimos a unos padres que tuvieron que ver a su hijo, casi de casualidad, sedado sin poder darle un beso!
Me encantaría despertar sonrisas, editar post divertidos, pero no puedo hacerlo cuando hay tanto dolor a mi alrededor.
Una vez más: ¡Ánimo Familia Ayala Romero! La esperanza jamás se romperá, peguemos cada pedacito con nuestros deseos. Ale y toda su familia volverá a sonreir en paz. Las pesadillas, algún día, se alejarán definitivamente de nuestro lado.
Escrito el 29 de marzo de 2011.
Copio, a continuación, enlace del blog Margullando de Helio Ayala.
http://margullando.wordpress.com/2011/03/28/%c2%a1ya-soy-mayor-de-16-ale-cumple-anos/
8 respuestas a “AYER CUMPLIÓ DIECISÉIS”
muchos ánimos!
allí donde una sonrisa siempre habrá una esperanza, y donde hay una esperanza siempre habrá por qué luchar
bicos
Gracias, Nes por los ánimos y por los bicos. Otros para ti.
No te preocupes por las sonrisas. Hay un momento para cada cosa, no siempre pegan. Primero quiero una sonrisa en tu carita, luego podrás trasladarla a las nuestras. Espero que tu sobrino pueda volver pronto con sus padres.
Te voy mandando aquella cajita de ánimos con lacito blanco. Creo que ahora sí la necesitas.
¿Nueva coincidencia? Mi próxima entrada tampoco será humorística.
Ya sabes que yo sigo erre que erre.
Gracias por la cajita con lazo blanco. Eso, eso tú sigue erre que erre.
Abrazos suaves.
Estoy aquí. Donde siempre he estado. De donde no me he ido. A mano izquierda.
Gracias por seguir velando mis sueños. INFINITO
No te preocupes a lo mejor compartiendo tu dolor repartes un poquito tu carga y así sentimos que la vida es así para todos y todos nos sentimos algo aliviados.
Me gusta pensar, y si te sirve de algo, que son rachas y que siempre sale el sol aunque sea un ratito.
Nuria.
Gracias amiga. Gracias también por esos momentos que compartimos, entre risas o entre lágrimas.
Besotes.