Volvió a abrirse el Diario de la Esperanza (en el Blog Margullando de Helio Ayala). Debajo añado el enlace. Es un diario cargado de emoción. No puedo leerlo sin que me entren ganas de llorar (ufff, de nuevo cosas tristes, lo siento; a veces también hay cosas muy divertidas). Hoy su entrada está escrita por su hijo el mayor, Jorge (mi ahijado, mi niño) que ya es un hombre. Un hombre fuerte, con un corazón más grande que él, un hombre responsable que, todavía siendo un niño ya cuidaba de su familia. Puede que sea amor de tía (y si lo es, me da igual), pero los tres son unos chiquillos encantadores (igual que sus padres, todo sea dicho de paso).
Pude disfrutar de muchos de sus juegos infantiles, pasé muchas tardes con ellos. Jorge siempre fue así, como se le ve en la foto: con su sonrisa abierta, con su generosidad, con su ternura… A pesar de que muy pronto lo destronaron, jamás demostró sentir celos. Aquel niño que soñaba con ser basurero y corría cada noche al balcón para ver pasar, como si de los Reyes Magos se tratara, a su amado camión. El mismo que jugaba incansable a la pelota y se sabía los escudos e himnos de los equipos de fútbol. Su orgullo cuando llevaba la camiseta del Barcelona. Aquellas tardes viendo a la Unión Deportiva en el Estadio Insular con Alicia, Juan y Carmen. Y su sonrisa, siempre su sonrisa. Tantos recuerdos me trae esa foto…
El Diario de la Esperanza se cerrará el día en que todos curen las heridas que esta pesadilla ha ido dejando. Cuando puedan volver a sonreír, como en la foto, sin resquicios de tristeza y no solo con esperanza, sino por fin, con certeza.
Amén.
4 respuestas a “LA FOTO”
Gracias por permitirnos leer el escrito de Jorge… Un beso
Gracias a su padre, que lo publicó en su blog, pude leerlo yo también, Domi.
Gracias por pasear, una vez más por esta orilla.
¿Sabes una cosa? Me identifico mucho con tu ahijado, tenemos muchas cosas en común (y no precisamente su afición por el fútbol o por los camiones de basura).
Me ha gustado tu entrada, y la que nos has recomendado.
Erre que erre.
Las casualidades nunca dejarán de sorprendernos, Alan. Gracias por seguir erre que erre.
Abrazos suaves.