¡NO TE JODE!


Sé que esta entrada es bastante más larga de lo habitual, pero si quieres saber porqué estoy tan cabreada tendrás que leerla hasta el final.

La experiencia y mi marido me dicen que no debo opinar en caliente, pero aunque es cierto que unas horitas de sueño y la evaporación del alcohol me permiten tener la cabeza algo más despejada, continúo muy cabreada. También es cierto que dar importancia a comentarios que no la tienen se las otorga (como me dijo una compi) pero la revoltura de tripas me lleva a hacer unas cuantas reflexiones.

Rara es la ocasión en que la primera impresión que saca la gente de mí (y esto vale por las veces que me vean quedándose en la superficie) es errónea. Me ha pasado siempre, no debería extrañarme que me ocurriera ahora, aunque habitualmente lo descubro cuando ya saben quién soy de verdad, así que la opinión que tuvieran de mí cuando no me conocían ya no tiene ninguna importancia. Suelo presumir de que me importa poco lo que piensen los desconocidos, pero cuando los extraños pasan a compartir mesa conmigo, cuando se nos supone unidos por algún nexo (trabajo, estudios…) ya empieza a importarme algo. Sobre todo porque supone un esfuerzo conseguir que no se queden en la idea preconcebida y traten de ver en el interior. El cuerpo que habitamos no es sino eso, cuando dejemos de estar aquí, él seguirá hasta que se lo coman los gusanos o lo devore el fuego pero eso no es lo que somos; somos lo que está dentro (al menos para mí y siempre me jode descubrir que no para los demás). Ahora recuerdo porqué no suelo ir arreglada, porqué me escondo tras las gafas, porqué voy en pantalones, porqué no me pinto. Desde el momento en el que lo hago paso a ser (por lo visto) una amenaza para las mujeres y solo físico para los hombres. Me resulta (de este modo) más difícil conseguir que me conozcan o que valoren lo que soy o lo que hago.

En el siglo veintiuno las mujeres tenemos que seguir dando el doscientos por cien para que si quiera se nos mida con el mismo rasero que a los hombres. Y si no eres fea corres el riesgo de que ni siquiera se te mida, al menos en las mismas materias que a los demás. No soy feminista, soy realista y esta realidad no me gusta nadita. Hay más escritores que escritoras, al menos se publican más obras de escritores o esa es la impresión que tengo. Entiendo que antiguamente fuera así porque hasta hace no demasiados años las mujeres no éramos nadie (para los hombres, claro). ¿Pero ahora? Me sorprendió, hace unos meses, que publicasen una antología de doce nuevos novelistas canarios (chapeau por ellos, que conste), y no hubiera ni una sola mujer. ¿No es curioso? Esto plantearía otro debate extenso (¿la mujer se sacrifica por la familia, dejando a un lado sus aficiones?, ¿tenemos las mismas oportunidades?, ¿se lee igual un libro de calidad sin importar el género, origen o color de piel del que lo escribió? etc.) pero he descubierto otra parte desagradable de los posibles motivos.

Y te preguntarás ¿de dónde partió el cabreo y las reflexiones posteriores? Hace unas semanas participé (junto a otros aprendices y escritores) leyendo mis relatos ante un público (en su mayoría desconocido). Debutaba, quitando cuando leía los cuentos premiados en el colegio o alguna redacción que me pidieron para algún acto. Y me hacía ilusión, mucha, como al resto de mis compañeras que lo hacíamos por primera vez (era una mezcla de vergüenza, temor, emoción). Ese día me puse las lentillas, me pinté y aunque llevaba pantalones puse más cuidado en mi aspecto. Soy presumida ¿es acaso un delito? ¿Qué conseguí con ello? Que hubiera quién solo se quedara en la fachada, ni siquiera recordaban si les gustó o no lo que leí (que era de lo que se trataba). ¿Qué es lo que tengo que hacer para que se valore positiva o negativamente lo que hago?, ¿no tener imagen o que esta no llame la atención?, ¿debo renunciar a arreglarme para que miren más allá?

Ayer me preguntaron ¿te gusta destacar, no? Pues no. Me gusta ponerme guapa, como a cualquiera y me gustaría destacar por mis cualidades (las que tenga) como persona o en este caso como aprendiz de escritora. También me preguntaron que en quién pensaba cuando los leía, ¿cómo que en quién? Evidentemente todo escritor o aprendiz (en este caso) pretende gustar al que le lee o al que le escucha. Imagino que en eso pensábamos todos los que leímos y no creo al que diga lo contrario, por muy “con sinceridad” que diga hablar. Yo no lo digo pero siempre hablo con sinceridad, quizá demasiada. También me preguntó que de dónde había salido yo (¿ein?). Me aseguró que me había visto en un acto en el que nunca estuve (debían ser las copas). En el fondo tengo asumido que soy muy común (me sacan dobles por toda la isla, en otras islas y hasta en la península), pero jamás me habían asegurado que estaba en un lugar en el que nunca estuve ¿tendré el don de la ubicuidad y yo sin saberlo? Como la mayoría sabe empecé haciendo cursos on-line (gracias a los que conocí a mis maravillosos amigos del grupete) y este último curso hice (durante nueve meses, que se dice pronto) uno presencial. Recuerdo el comentario que hice a mis compis cibernéticos tras el primer día de estas clases. Les dije algo así como: Es mucho más difícil conocer a las personas cara a cara que por e-mail. Sí, sé que parece una paradoja o que lo es sin más, pero así nos ocurrió a nosotros. Sé que si el curso del grupete (¡qué duró un mes! Y es el culpable de que continuemos trabajando juntos y hablando de nuestras vidas, de que no solo seamos compañeros, también amigos ¡después de año y medio!) hubiese sido presencial, hubiéramos tardado mucho más en conocernos ya que los prejuicios de la imagen lo hubieran entorpecido todo.

¡Vaya mierda! Porque en la vida real la gente te ve, por más que trates de pasar desapercibida, para poder relacionarte con los demás cuentas con la cara, el cuerpo, la voz, los gestos que tienes. ¡Vaya mierda! Todo esto me recuerda porqué en la adolescencia llevaba jerséis amplios, odiaba que me dijeran piropos por la calle, trataba de estar lo más fea posible. ¡Vaya mierda! Pensaba que tenía del todo superadas esas etapas, pensaba que me daba igual lo que pensaran de mi aspecto pero me conviene que no se me vea mucho (midiendo uno setenta y siete, por fea que vaya, resulta complicado, te lo aseguro). ¡Vaya mierda!

Otra reflexión: ¿cuándo estará bien visto que entre un hombre y una mujer haya feeling, amistad, cariño?, ¿a caso será aceptado alguna vez sin pensar que pueda haber nada más? ¡No te jode! Pues a mí me jode muchísimo. Me suelo llevar bien con los hombres, igual que con las mujeres, pero parece que la amistad (o buen rollito) entre distintos géneros será siempre tabú. ¡No te jode! Tengo (o tenía no sé bien) un buen amigo que lo era desde la infancia, con el que me quedaba hasta las tantas hablando de lo divino y de lo humano los domingos, con el que iba al cine, con el que quedaba como si lo hiciera con mi mejor amiga; en este caso quedaba con mi mejor amigo. Hasta que se casó y entonces me dijo: A partir de ahora tendremos que ser amigos los cuatro. Yo me quedé descolocada porque aún yo casada, manteníamos nuestra amistad (continuábamos quedando a solas como lo habíamos hecho siempre) y mi marido lo entendía sin problemas.

¿Cambiarán las cosas algún día? No sé porqué me temo que no, o será muy difícil. Cuando veo a mis hijas jugando con los niños sin ningún problema, de tú a tú, me pregunto ¿hasta cuándo?, ¿hasta que los rasgos sexuales prohíban que se relacionen sin que esté mal visto o sea juzgado por alguien?

¿Por qué no pasa nada si hay feeling entre dos mujeres o entre dos hombres pero pasa a resultar sospechoso o, parece que, peligroso cuando este se percibe entre un hombre y una mujer? ¿No nos estamos poniendo límites continuamente? ¿De verdad estamos en el siglo veintiuno? A veces pienso que no hemos evolucionado nada. Lo primero es lo visual, no hay duda, pero ¿por qué quedarnos en ello?, ¿por qué perdernos todo lo demás? Procuro no juzgar, y mucho menos por la imagen. ¡Me jode que no hagan lo mismo los demás! Pero no puedo pretender que seamos todos iguales. Ni siquiera juzgo cuando después de haberme visto en dos ocasiones (curiosamente arreglada) hacen juicios de valor sobre mí. Sé que si el alcohol no le hubiera soltado la lengua, jamás me hubiera dicho nada o si nos llegamos a conocer de verdad, algún día, me lo dijera cuando su opinión con respecto a mí hubiera cambiado. Lo bueno de todo esto, es que me hace ver lo que ven los otros y a lo que yo no doy importancia. Me jode sí, pero lamentablemente es lo que hay. Agradezco la sinceridad del que dice hablar siempre con sinceridad. Me hizo cabrearme, es cierto (no con él, con los prejuicios, con la sociedad, con la imagen, con la desigualdad que creía menor entre hombres y mujeres) pero me ayudó a eliminar el alcohol en dos minutos y me llevó a reflexionar y por lo tanto a escribir. ¡NO TE JODE!

Nota: Aunque parezca lo contrario, no suelo emplear muchas palabrotas. Solo cuando estoy realmente enfadada.

PD: Y todavía me dijo: Hasta enfadada estás guapa (me sonó más a insulto que a piropo).  En ningún momento habló de mi inteligencia, de mi escritura o de mis ideas (creo que las desconoce por completo). ¡No te jode!

Escrito el 16 de julio de 2011


16 respuestas a “¡NO TE JODE!”

  1. Por favor Raquel, relajaté. No tiene tanta importancia. Al fin y al cabo, va aser tu amigo el que pierda. Ya va a vivir cohibido, no se si por él mismo o por su pareja, siempre. Ha perdido una buena parte de su libertad

    • Un día en mi playa preferida ha sido mejor que cualquier ansiolítico. No sufras Benja, estoy bastante más tranquila. El comentario en sí no tiene mayor importancia aunque creo que las reflexiones sí. Gracias por pasarte por aquí una vez más.

  2. !Ole ahí tus cojones!, si que tienes que estar cabreada para soltar
    tanto taco junto que aquí la de las palabrotas soy yo, pero bueno la
    ocasión se lo merece.
    Mira mi niña a las guapas ya de por sí nos envidian pero si además
    somos inteligentes ni que decirte, así que sabes lo que te digo

    QUE SE JODA.

    Un besito fuerte Nuria.

    • Jajaja. ¡Esta es mi niña! Como ya dije, el cabreo se ha ido diluyendo en el mar y además el tiempo todo lo cura.
      Les hecho mucho de menos, ¿por qué no te gastas un poquito de gasolina extra y vienes a verme?
      Besote enorme.

  3. ¡Oleee! Ahí queda eso. Tienes toda la razón vivimos en un mundo que, es evidente, ha avanzado en la igualdad entre mujeres y hombres pero al que todavía le queda mucho, mucho, mucho en el subconsciente.
    El único consuelo es pensar que para nuestras madres fue pero y confiar que para nuestras hijas será mejor. Eso y de cuando en cuando un ¡No te jode! con un par de ovarios, de cojones o mejor de sintagmas bien puestos.

  4. Es lo que nos pasa a los guapos… 😀

    Supongo que ya se te ha pasado (tras tu día de playa). Yo te puedo asegurar que siempre he tenido amigas sin pretensiones de otra cosa, las tuve antes de casarme, las tuve antes de separarme, y las tengo ahora. Algunas son las mismas, que duran, y otras son nuevas. Algunas son guapas, y otras no tanto. Algunas son inteligentes, y otras no tanto (bueno, creo que todas lo son, tendría que pensar en cada una de ellas para asegurarlo). Pero es que no son mis amigas por ser guapas o inteligentes, sino porque hay ‘feeling’, y nada más.

    Así que, si quieres ser amiga de un oso, puedes serlo. Aunque seas guapa (¡Qué le vamos a hacer…!)

    Y espero que no te haya sentado mal nada de lo que he puesto, que veo que el horno está para pocos bollos…

    Erre que erre.

    • Ahora mismito estoy en la playa Alan, no te imaginas como me cura el sol, el rumor del mar, la risa infantil… Como a mis huellas el enfado se lo llevó una ola. Guapos o feos debería dar igual, es simple cuestión de gustos. Es la otra belleza la importante.
      Abrazos suaves.

  5. Pío,pío. Ja,ja,ja ¡vaya subidón Raquel!
    Teniendo en cuenta que estuve presente y soy testigo absoluto de tolo lo acontecido te digo: chapó por tu coraje, mi niña. Que las guapas también protestan, también dicen tacos y también mandan al carajo lo que haga falta. Aunque te repito: no merece la pena. Las inseguridades, miedos, falsos anhelos, etc… que están escondidos en el subconsciente del que habla, salen a borbotones cuando el alcohol ocupa ese espacio. La cobardía o las inseguridades del que así piensa y además manipula a otros para que piensen igual que él o ella, termina, tarde o temprano, dándose de narices con su propia mierda. A dedicar nuestro tiempo y sentimientos a lo que en verdad merece la pena recibir atención. Besazos,

    • Te dije que te gustaría esta entrada. Jajaja. Menos mal que te tengo como testigo porque la historia parece increíble. Ahora sabremos a que atenernos. Nosotras a lo nuestro y al que le moleste que se j… (no que ya volví a mi estado natural), que se sacuda la envidia. Mira que me habían hablado de los egos retorcidos de algunos escritores, lástima que sea lo primero que adoptan algunos aprendices. Nosotras a leer, a escribir y a aprender todo lo que podamos. Besazos para ti también.

  6. Casi completamente de acuerdo contigo, Raquel. Has mezclado dos mundos: el «real», la vida misma que dicen, y el de «ficción», el que los pedantes llaman «ambiente literario». Como en el «real» está plagado de acomplejados que necesitan de su ego para sentirse personas. Algunos, de hecho, sólo pueden hacer efectivo el verbo que utilizas para titular este post gracias a eso. Y, no, no creo que el machismo sea un problema que parte sólo de la visión de los hombres: las estadísticas, desgraciadamente, así lo demuestran. Pero, ¿sabes… (los puntos suspensivos si son por joder) porque sé que sabes de mi empeño en usar las palabras de manera que nos entendamos, fuera de convencionalismos morales, sociales y de cualquier tipo que no sea literario y basado en la comunicación. Así que, creo, parte de este problema empezará a solucionarse cuando, primero y en contra de tu propia educación llames a los cabrones por su nombre (pero sé que eso es algo muy personal y me meto donde no me llaman) y, sobre todo, cuando dejes de llamarte a ti misma «escritor» y te denomines Escritora. Besos y gracias por cabrearte.

    • Vaya. Buena reflexión. Curioso que el «ambiente literario» no sea real; deberé tenerlo en cuenta. No llamo al cabrón por su nombre porque no creo que lo sea (mi manía de pensar apriori que todo el mundo es bueno), no puedo conocerlo por haberlo visto en dos ocasiones y menos juzgarlo por sus comentarios ebrios. Fueron las conclusiones que extraje las que me cabrearon.
      Por otra parte no puedo llamarme Escritora porque me considero aprendiz; aprendiz de Escritora, eso si (intentaré tener mas cuidado con las palabras 😉 ). Gracias por dejar por aquí tus opiniones.

    • Bah… ni caso, tú sigue poniendote guapisima, los q se queden en lo superficial, ahi se queden y que les vaya bonito, será aún más enriquecedor descubrir que hay gente inteligente con ganas de indagar más allá de lo exterior… ¡¡¡ni caso!!! y a pesar de la incomodidad no renuncies a sentirte guapa y a ser presumida!!!un beso grande mi tia guapa!!!x dentro y x fuera!!! 🙂

    Deja una respuesta

    Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

    Logo de WordPress.com

    Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

    Imagen de Twitter

    Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

    Foto de Facebook

    Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

    Conectando a %s

    A %d blogueros les gusta esto: