Se me quedó en los labios el sabor de tu piel; blanda, cálida, deseada. Un beso triste y casto en cada mejilla. Eso fue todo.
Me he convertido en un mero buscador de instantes que pasar a tu lado. Ansío el breve trayecto que compartimos hasta llegar cada uno a su casa. Podría coger la guagua que pasa justo antes que la nuestra; podría, pero entonces no viajaría contigo.
No siempre fue así. Nuestra no-relación nació con rituales que fuimos creando: arañazos dados a la realidad para permanecer juntos, ansiando estarlo de distinta manera.
Jamás olvidaré el día que nos olimos por primera vez. En los aromas permanecimos fundidos por unos instantes; sé que los dos lo notamos: nos reconocimos.
Nos agarramos a nuestras señales de humo: las de antes y las de después de cada encuentro. El roce de nuestros dedos cuando te doy fuego. Los silencios exhaladores que reflejan una realidad paralela materializada solo en sueños.
Ahora nos buscamos, nos esperamos, nos sabemos protagonistas de una historia intangible que solo nosotros conocemos.
¿Cómo serían las cosas si nos hubiéramos cruzado en otro tiempo? ¿En un tiempo con menos ataduras o con menos escrúpulos de los que hoy tenemos?
Respiramos gracias a los ratos juntos: fútiles, instantáneos. Nos asfixiamos anhelando el siguiente momento que compartamos. Como ave paralizada por el viento que no le deja llegar a su destino, así estamos nosotros. Disfrutamos cada retal del instante pasado juntos, sabiendo que en realidad nos comportaríamos de otra forma, pero no nos lo permitimos.
Nunca sueño con el dónde ni con el cómo. Probablemente te invitaría a subir a mi casa con la excusa de prestarte un libro prometido o tras una noche de copas te iría susurrando palabras al oído hasta que cayeras rendida. Paladearía el aire que rozara mi lengua y que iría a jugar luego con el lóbulo de tu oreja. Te confesaría la vez que leí tus apuntes, aún conservaban tu olor, desnudo en aquella playa o te aconsejaría que le dijeras a tu novio que te cuidara. Pero nunca sueño con el lugar ni con el primer paso. Siempre aparecemos enredados. Somos una maraña de cuerpos. Mi cabeza bronceada entre tus largas piernas. Tú tiemblas, te arqueas, te derrites en manjares fluviales. Te miro a los ojos con todo el deseo que llevo acumulado durante estos años. Coges mi barbilla con ternura hasta llevarme a besar tu boca.
En mis sueños nuestros besos son siempre desesperados, como si quisiéramos atraparnos para siempre; desatando la frustrante impotencia con que en realidad nos besamos: con un beso triste y casto en cada mejilla.
Te sueño despierto y a veces también mientras duermo. Ni siquiera sé si tú me sueñas; me da miedo saberlo. Envidio a la sábana que te cubre, desnuda, mientras duermes.
Nuestro deseo insatisfecho será eterno mientras dure.
Me seguiré limitando a verte, a esperar a que todos se vayan y nos montemos solos en la guagua.
Continuaré desnudándote en mis sueños.
Y en la vigilia, retendré con los dedos el sabor de tu piel en mis labios. Eso será todo.
4 respuestas a “ALGO CONTIGO”
Hacia tieempo que no pasaba yo por aqui y me acabo de encontrar con una graata sorpresa. Ole! Lo he compartido (espero tener tu permiso jejeje). Ya tienes par de fans nuevas :-P. Sigue asi!
Gracias, preciosa. Me alegra mucho que lo disfrutaras. Por las visitas que ha tenido y por lo que me han dicho (a pesar de que tu comentario sea el primero, jejeje), ha tenido mucho éxito. Esto siempre reconforta y más cuando juegas con algo tan delicado como el erotismo. Espero no decepcionar a las nuevas fans (qué ilusión) no siempre tendré la vena primaveral, avisadas quedan. 😉
ME GUSTA,
Gracias, Luis. Me alegra que te guste. Reconforta mucho cuando desconocidos te leen y te dicen que tus textos les gustan. Los que te quieren siempre te miran con buenos ojos; no es que no valore sus piropos pero (insisto) los de los desconocidos llenan de satisfacción. Espero que encuentres por aquí más textos que te gusten. 🙂