LA VERDADERA HISTORIA DE DON NADIE


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Tenía la sensación de no ser nadie, o mejor dicho, de que era muchos hombres a la vez. Da igual cuál fuera su nombre: Pedro, Dimitri, Julius, Àlvar, Lando, Gorka, John. Vivía una de las posibles vidas; los otros vivían las restantes. A medida que envejecía era mayor su convicción de que su existencia corría paralela a la de innumerables yoes que jamás serían él. Sin posibilidad de elección, sin remedio.

 A lo largo de los años, muchas veces, había perdido la cuenta del número,  tenía la certeza de que alguien era la mujer de su vida. Ella y no otra, con total seguridad. Una y otra vez. Una y otra vez. Sin descanso. Retornando eternamente.

 Sin embargo, sentía junto con esa revelación, el presentimiento de que sus destinos jamás se unirían. Era una especie de fatalidad; una tragedia irremediable de la que se sentía incapacitado para huir. Y no se trataba de un momento puntual, de un fogonazo o de una intuición. Durante años, por el contrario, miles de señales aparecían en su camino con el único propósito de que fuera consciente de esa predestinación siempre insatisfecha.

 Tal vez por eso se convirtió en un enfermo de literatura. Buscaba vivir otra vida con cada nueva historia. No es que no le gustara la suya, sencillamente le aterraban las consecuencias de cada gesto; prefería quedarse quieto imaginando.

 Pronto descubrió que tampoco vivir las vidas inventadas por otros equivalía a la absoluta plenitud. Con la intensidad de las mordidas de las moscas campestres en primavera, su fantasía le empujaba a crear universos paralelos en donde colmar su avidez de pluralidad.

 Tampoco le resultó suficiente. Entonces empezó a mezclar historias, a hacer reaparecer personajes en distintas novelas, a repetir un pasaje en la siguiente, retomando los satélites para convertirlos en nuevos protagonistas.

 Algo le faltaba. Entonces tomó prestadas situaciones, frases y lugares de otros autores; haciéndoles cómplices de su insatisfacción al no lograr tampoco abarcar el infinito.

Terminó por arrancar, una por una, cada página de todos sus libros. Las lanzó al aire, y según el orden arbitrario de su caída, creó nuevas historias nacidas directamente del caos.

 Jamás halló cura para su gran mal. Siguió presintiendo del mismo modo: eternamente. Comprobando a cada instante que la vida de los otros era en realidad la suya.

 Murió sabiendo que no era nadie, como todos.


2 respuestas a “LA VERDADERA HISTORIA DE DON NADIE”

    • Gracias por los piropos. Jajaja. Me temo que no podré retirarte. Tal vez si nos toca la lotería (cosa poco probable), te deje de amo de casa (caza aviones) y me dedique solo a escribir, tal vez entonces, como digo, tenga alguna mínima posibilidad, pero no olvides que de la literatura no se vive (en pocos casos, con la misma probabilidad que los aciertos en loterías). Lo siento, ya me gustaría a mí.

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