La mitad de un credo (Lectura)


Emilio González Déniz

No creo que a esto se le pueda llamar reseña. Es solo la opinión de una lectora y como tal debe entenderla quien se acerque por esta orilla. Este apartado del blog lo tengo abandonado, no porque no tenga material sobre el que hablar, al contrario, tal vez sea por eso, porque leo reseñas tan bien escritas en otros blogs que me da pudor intentar hacer algo parecido.

Sirva a modo de disculpa que esto solo es una opinión.

 

emilio gonzález dénizHacía tiempo que tenía ganas de leer las novelas de Emilio González Déniz. Le sigo en su blog del periódico Canarias 7 y en él su humor ácido, su mirada certera de la actualidad y su defensa por la cultura en general y por las mujeres creadoras en particular, me fascinan.

Emilio González Déniz es un escritor canario que ha cosechado numerosos premios (Pérez Galdós, Ángel Guerra, Agustín Espinosa). Obra amplia y versátil: once novelas (una de ellas son tres novelas en una), cuentos, piezas teatrales, guiones, literatura infantil, juvenil, ensayo, poesía. Y ha desarrollado una intensa labor en medios de comunicación (entrevistas, crítica, crónicas, columna de opinión).

Sus novelas: Tiritaña (1982- Premio Agustín Espinosa), El obelisco (1983- Premio de novela Pérez Galdós), Bolero para una mujer (1984-Premio de novela corta), El llano amarillo (1985), La mitad de un credo (1989), Bastardos de Bardinia (1990), Sahara (1995), Habanera(1996), El as de espadas (2000), Hotel Madrid (2000), El rey perdido (2006), La trampa del tienpo (2007) y el volumen Tríptico de fuego (2008) que contiene tres novelas cortas: El baile de San Pascual, El As de Espadas y Almizcle.

 

¿Qué es lo que más me gusta de la escritura de Emilio? En cualquiera de sus vertientes, yo, como apasionada aprendiz que soy, lo que destacaría de su obra es que siempre tiene algo que enseñarnos.

La mitad de un credo

La historia del Corredera es famosa en la isla pero la conocía vagamente, de oídas. Si hubiera querido conocer simplemente la biografía del personaje hubiera consultado otros libros. Lo bueno de La mitad de un Credo es que convierte en alta literatura parte de nuestra historia para que no caiga en el olvido. Al ficcionar, el autor puede ir mucho más allá, metiéndonos en la piel del Juan que somos todos, del que tuvo mala suerte.

La novela fue publicada por primera vez en 1989 y reeditada en el 2009, coincidiendo con el 50 aniversario de la ejecución de Juan el Corredera.

 Muy acertados, me parecen, los títulos de las distintas partes: CREO, EN DIOS PADRE, CREADOR DEL CIELO, Y DE LA TIERRA, CREO EN JESUCRISTO y AMÉN. Y los capítulos numerados en letra.

Me recuerda a Crónica de una muerte anunciada (Gabriel García Márquez), el que empiece y finalice la historia en el momento de la ejecución.

Todo el que quiera aprender a escr ibir novela tiene en esta, una guía que le puede ayudar mucho en su labor. Cada capítulo está perfectamente cerrado, en el último párrafo de cada uno se nos resume todo lo anterior; son como si cada uno fuera un pequeño relato con una función determinada. Tengo la impresión de que no sobra ni una palabra y que el autor ha elegido con mimo cada una de ellas. Se describen los personajes, la situación política (a través de sus amigos), nos retrata a la sociedad y su evolución durante aquellos años difíciles (república, guerra, postguerra, dictadura).

Me gustan especialmente los sobrenombres elegidos:

  • Juan el Buganvilla (en lugar del Corredera); porque es una flor sencilla, como de papel, pero resistente, alegre y duradera.
  • General de Piedra (el dictador español); me parece un apelativo acertadísimo.
  • Bardinia (Las Palmas de G. C.); tal vez por los canes de la plaza de Santa Ana.
  • Malpaís (Telde).

No sé si es que yo soy muy torpona, pero casi hasta los últimos capítulos no me di cuenta de que el narrador era el joven monaguillo que asistió al arzobispo la noche de la ejecución. Si es verdad, que casi al principio nos cuenta que al arzobispo le gusta la colombofilia como a él, y que solían charlar sobre ello. Me gustó descubrirlo casi al final. Te obliga a preguntarte: ¿me había dado cuenta o me tenía engañada hasta ahora? Y cuando lo descubres no es una sorpresa inesperada, te lo ha ido vendiendo sin que te dieras cuenta (todo un acierto del narrador).

 

En el primer capítulo, más concretamente en la primera y la última frase del mismo, podría resumirse toda la novela si no fuera un placer devorarla de forma íntegra.

Primera frase: “Por sencillo, Juan era singular.”

Final del primer capítulo: “Aquella guerra se presentó como un enigma ante un hombre sencillo; Juan estaba incapacitado para entender la muerte, solo sabía vivir.”

 

Me gustaría señalar algunas frases que me parecen magistrales (además de las dos anteriores):

“Antes de que le empezaran a llamar Buganvilla, nada en él indicaba que estuviera sostenido por aquella socrática fuerza interior, que poseyera la constancia de Lope de Aguirre o que guardase la furia vengativa de Murieta.”

“Juan el Buganvilla se enamoró mucho antes de que supiera lo que es el amor.”

“María y Juan se querían tanto que necesitaron jurarse amor eterno ni recelar desconfianzas, pues ambos poseían la certeza de que en el desprendimiento estaba el amor.”

No voy a hacer spoiler de la entrega de los amantes frente al mar; es de una belleza y buen gusto superiores.

“Juan se dejaba llevar por los impulsos amistosos.”

“Se movía en la dirección de su conciencia y esta nunca le ordenaría ir en contra de sus amigos.”

“Como diría el propio Juan, es muy mal ejemplo tener mala suerte.”

“… enseguida recibían una de las tres acusaciones mortales: ateo, masón o comunista.”

“… el luto por los muertos había dejado paso a un conformismo sin esperanza que acabó por contagiarlo todo.”

“Juan Buganvilla era la esperanza, una esperanza que encerraba cada vez más en el cerco un corazón solitario, triste y a veces sin fuerzas para seguir latiendo por aquel camino al que no le adivinaba un fin.”

“… quería vivir la vida que le había sido arrebatada a miedo armado.”

“Los abrazos solidarios, las lágrimas y la nostalgia llenaron enseguida los vasos de los parroquianos.”

“De ahora en adelante él sería el rondado y la muerte su rondadora.”

“… pues para los que ilegítimamente se asientan en el poder, cualquiera es su enemigo o por tal se le toma.”

“… porque sabían que Juan éramos todos.”

“La roca que guardaba su corazón era inconmovible.”

“La voz de Buganvilla se hizo trozos;”

“… la muerte amenazó con romperles la última esperanza”

“las dos esperanzas de un tiempo de entelequias”

“la rabia se fue consumiendo en sí misma como una brasa que arde sin llama”

“un elemento más del rito del horror disfrazado de solemnidad”

 

Mis amigos y compañeros me achacan que leo mucha literatura canaria. En este caso se trata de alta literatura: literatura con mayúsculas. Pues sí, porque tenemos la suerte de tener a grandes escritores muy cerca con los que disfrutar y aprender mucho. Leo mucha (y buena) literatura canaria y (como digo siempre):  ¡Y todo lo que me queda por leer!


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