Tus labios me incitan a admirar tus manos soñadoras.
Sería un buen piropo. Un piropo para decir en voz alta.
En realidad no creo que necesitara decirte nada. Te miraría profundo. Devoraría tus labios, tus dedos, tu nariz. Con los ojos, te devoraría entero. Te miraría sin disimulo. Atravesaría tu mirada con mi deseo. No tendrías otra opción que rendirte extenuado. Te encabritarías. Tal vez no rompieras la mampara convencional, pero estarías encabritado. Puede que huyeras temeroso o puede que el alcohol te lanzara al abismo de mis piernas.
Puede, puede. No puede, no puede.
Mejor así. Mejor no. Así no.