Cerradura torcida


Entraba en la adolescencia buscándose a tientas. Probaba una llave cada vez; solo tendría cinco oportunidades.

En el colegio la discriminaban por llevar pendientes en las orejas y no en la nariz.

En el internado no estaba bien visto que le gustara leer.

En la calle la miraban con desprecio por sus ropas desgastadas.

En casa de los abuelos mal querían a la extraña niña huérfana.

En los sueños era siempre la heroína de un cuento.


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