“Desde mi libertad… soy fuerte porque soy volcán”, Ana Belén
27/06/16 En la punta de Maspalomas
Aquí estoy, en la Gloria Bendita. Una vez más en mi paraíso pero esta vez totalmente libre. Queriéndome, cuidándome, mimándome. Sintiéndome, escuchándome, permitiendo que la vida me sorprenda. Abierta a los cambios. En camino. Disfrutando de la vida. Tratando de ser feliz a cada paso, con todo lo bueno y todo lo malo. Midiendo los pasos para alejar de mí el sufrimiento.
Solo me tengo a mí misma, después a mis hijas, mis padres, mis hermanos, mis amigos. Cada quien elige con quién desea estar. Así es y así debe ser.
No voy a permitir lo que me incomoda, huiré de eso, me alejaré de quien me haga sentir mal, de quien no me cuide, de quien no aprecie lo que valgo.
No pido nada, nada necesito más que a mí misma y a mis deseos.
Soy capaz de todo lo que me proponga.
Soy fuerte porque soy volcán.
Soy vulnerable porque SOY. Porque elijo vivir con el corazón en carne viva. Pero al permitirme sentir, soy consciente a cada paso de lo que me hace bien y de lo que me hace mal.
Hago lo que me hace bien. Estoy con quien me hace estar bien. Porque, haga lo que haga y esté con quien esté, sé que todo depende de mi actitud ante la vida. Y mi actitud es positiva de eterno aprendizaje, de esfuerzo; esfuerzo que me otorga recompensas.
Cada día es un nuevo milagro. Cada noche descanso con la conciencia tranquila. En paz, serena, feliz. Así vivo y así quiero vivir.
No dejaré entrar en mi vida a quien no se permita vivir en armonía con la vida, a quien busque conflictos, a quien complique la sencillez de cada instante.
En mi nueva vida, cada minuto es una celebración: de salud, de calma, de belleza.
En mi nueva vida nómada de programación instantánea no me cierro a las oportunidades. Nada pido, nada sé. Todo está por llegar. Todo por descubrir, por inventar. Todo ocurre por algo; de todo aprendo. Mantengo los ojos y el corazón bien abiertos. Ando por la vida segura y confiada porque creo en mis posibilidades, porque dependo solo de mí, porque me cuido y me protejo. Porque he decidido ser quien soy, quien siempre he sido; sin tapujos, sin permitir que nadie le ponga plomo a mis alas. Cargando mi mochila. Ayudando al que esté en mi mano con mis cualidades pero haciéndole saber que su mochila es solo suya y yo solo cargo la mía. Abriendo caminos a cada instante. Sirviendo de ejemplo para el que quiera seguirme y admirando a los que tienen que enseñarme, que son muchos, que son todos.
Elijo ser la eterna aprendiz que siempre he sido. Ahora desde mi libertad, sin miedo a caer porque sé que puedo levantarme sola. Porque sola estoy pero me quiero, me respeto y me valoro con todos mis defectos y todas mis virtudes. Procurando no lastimar a nadie. No haciéndoles a otros lo que no me gustaría que me hicieran a mí. Procurando hacer más habitable la parcela de mundo en la que vivo. Procurando ser transparente. Guardando para mí mis tormentas y mis infiernos; compartiéndolos solo con los que deseen abrazarme. Regalando sonrisas, compartiendo con otros bellos momentos y lugares. Abierta a la vida que me da tanto, que me ha dado tanto. Que no me lo ha puesto nada fácil, pero que me ha permitido aprender, me ha vuelto más sabia, resiliente.
Doy lo que soy. Me entrego por completo porque no sé hacerlo de otro modo. Ya no temo vivir expuesta porque no me pueden dañar si no me dejo. Porque mil veces he caído y mil veces me he vuelto a levantar.
Esta vida loca, loca, loca, es como las mareas: todo se va y solo regresa lo auténtico, lo que siempre estuvo, la esencia. Yo quiero ser como la roca en el mar: a ratos se sumerge, a ratos se destapa, se erosiona, acoge a seres que van y vienen, pero permanece firme, de cara al mar y de cara a la montaña. Así decido vivir, con intensidad. A los que no se permiten ser libres la libertad de los otros les insulta. Sin embargo, los seres libres nos encontramos, nos reconocemos y compartimos experiencias para vivirlas intensamente.
Siempre he sido gaviota y jamás lo he ocultado. Quien se ha empeñado en enjaularme ha terminado por perderme. Porque la libertad es mi naturaleza y a ella vuelvo, en ella permanezco y a ella aspiro. Porque decido alzar el vuelo a cada paso. Quien no lo entienda ni lo respete no podrá caminar ni volar a mi lado.
Soy como el Ave Fénix, renazco una y otra vez de mis propias cenizas. Esta vez, además, sin miedo, libre y feliz.