«La sonrisa y el silencio son dos armas poderosas. La sonrisa resuelve problemas, el silencio los evita.»
Leo en un estado de wasap y pienso que es una gran frase, pero al mismo tiempo me digo: el que no quiere luchas, odia las armas. Usar algo tan poderoso y bello como la sonrisa y el silencio con la finalidad de vencer en algo, nos da a entender que existe enfrentamiento. Por otra parte el silencio me parece un acto de cobardía que favorece a los poderosos y que no resuelve problemas.
La palabra es la que puede acercar posturas. Con diálogo (con el de verdad, el que consiste en ESCUCHAR la verdad del otro aunque a priori sepamos que tenemos posturas opuestas, empatizar con él para entender qué le ha llevado a ese punto, interiorizar su punto de vista para comprenderlo)tal vez podamos, incluso, cambiar de parecer. Y decir también nuestra verdad sin tapujos, porque es nuestra. Otra cosa es que el interlocutor no esté dispuesto a escuchar, no le interese aceptar esa otra verdad.
Siempre he dicho lo que pienso a la cara, sin dobleces. Lo que comento de alguien con otros lo hago porque eso mismo se lo he dicho al interesado. Interesado, sí, debía serlo, porque pocas personas se atreven a ser honestos y transparentes. Debería agradecer que alguien le abriera los ojos a una realidad que no puede ver. Pero a menudo la cerrazón le lleva al interesado a pensar que es un ataque en lugar de una oportunidad para mejorar, para crecer.
Tengo miles de defectos, entre ellos que soy muy vehemente en mi modo de hablar. Que pongo toda la carne en el asador. Que mi temperamento apasionado y vitalista me lleva a poner mucho énfasis en mis palabras y en mi tono de voz. Quien me conoce sabe que puede parecer, en determinados momentos, que ladro, pero no muerdo nunca. Porque soy pacifista. Mi ánimo al tratar de dialogar es la mejora del grupo. El tratar de hacer ver una realidad que puede estar afectando a los que se escudan en el silencio para evitar conflictos. Pero no es conflicto lo que busco, todo lo contrario. Busco acercar posturas, unir un grupo deshilachado por la falta de diálogo sincero.
Así que sí, la sonrisa y el silencio son regalos poderosos, nunca armas. Si todos fuéramos honestos; si usáramos la palabra en lugar del silencio. Si aprendiéramos a dialogar de verdad, ESCUCHANDO, dispuestos a que la verdad del otro nos transforme, la unidad sería posible.
La masa tiende a escudarse en el silencio, a buscar cabezas de turco que saben que no pueden callar su verdad, y una vez hablan los dejan solos ante el peligro. Dejan que los devoren los lobos sin dar un paso al frente, sin decir una palabra, aunque sean ellos los que le lanzaran a los lobos.
Ser honestos trae problemas pero descubres quién merece tu afecto y tu apoyo, y quién no.
No dejaré de ser lo que soy porque guste más o menos. Quien no quiera estar a mi lado que no lo esté. De cobardes es hablar por detrás, a la masa, en un foro en el que no tienes posibilidad de defenderte. Cada uno se retrata con sus actos. Que quede claro, una vez más, yo no peleo, pero no dejaré de decir mi opinión, aunque me cueste enemigos, porque como yo no peleo, nunca los consideraré como tales, serán, simplemente personas que ya no merecen mi interés, ni siquiera mi verdad.