Miro las plumas multicolores, las telas brillantes, las piedras exageradas. Tengo saturada la nariz de aromas penetrantes. Solo deseo que llegue la noche: quitarme las enaguas, desatar el corsé, tirar las alzas por la ventana, ponerme la capa negra, ocultar mi rostro, montar a pelo la yegua, cargar sus alforjas con las sobras de este banquete, llevarme lo que pille de la botica para repartirlo entre los que lo necesitan.
Solo de noche puedo volar.