Transformamos en hogar la vieja casa. No con miedo sino con la alegría del que construye los sueños, afrontamos la proximidad del nuevo siglo.
Aún no sé que esta será mi cárcel, que se morirán mis perros y vendrán otros, que nacerán mis hijas; que todos me abandonarán y solo quedaré yo en el lugar en el que nunca quise vivir.
Una respuesta a “Veinte años ya”
Este microrrelato es excelente, Raquel.