Nuevo cambio de rumbo


img-20191125-wa0017En condiciones normales dormía como una bendita. Solo cuando su vida necesitaba cambios profundos se despertaba, sin piedad, a las cuatro de la mañana.

Esta vez sintió un frío intenso, que si no movía sus extremidades se hundiría. El techo se había transformado en una cúpula infinita y la luna se bañaba en el horizonte. Había desaparecido la seguridad del edredón y el calor de las paredes celestes dejó de acompañarla.

No tuvo miedo; se dejó llevar.


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