Categoría: Breverías

  • Arcoíris invertido

    Hay días que cuando menos lo esperas llueve en ti y esa lluvia te empapa la cara. Sabes que el detonante no es la causa, que la tormenta dormía tras el mar en calma que hacía barruntar lluvia. Toda fortaleza se derrite y quieres que te abracen y que te arrullen y poder susurrarle a…

  • Ojos de cacao

    Abre la nevera. No alcanza a verme con su mirada de cacao. No consigue leer la frase que me recubre: ¡Feliz cumpleaños, querida Raquel! La niña triste cierra la puerta, llora y grita: ¡No soy nada para nadie! ¡Nadie me quiere! ¿Será verdad que me recogieron de un vertedero? Trabajo del Taller de escritura de…

  • Absuelto

    Sí, es un maltratador, un acosador, un narcisista incapaz de sentir emoción, un depredador de alma negra, una sombra oscura que la cautivó, que la aniquiló hasta dejarla sin voluntad, sin vida. Pero no puede ir a prisión, me ama cada noche y cada mañana como nadie. Su suave piel azabache de demonio me tiene…

  • Huellas de sal

    Huellas de sal

    Es el mar el que nos cura. Las cicatrices son las huellas que deja la sal en las heridas.

  • Música literal

    Piano sin dueño: libre con sus acordes y sus silencios. Maestro del alma sensible sonó al ritmo de nuestras neuronas juguetonas. El ímpetu de la imaginación entrelazaba las notas mudas.

  • Como un cuadro de Kandinsky

    —¡Date prisa! ―me dices mientras desgarras mi vestido y todo salta por los aires. Negro tacón. Medias negras. Negro sujetador. Ligas negras.  Negro tanga. Negro, negro, negro. El agrio sabor de tu sexo me cubre del estallido; como en un cuadro de Kandinsky. —¡Tómame! ¡Tómame como un búfalo desesperado! Tanta belleza solo es posible en…

  • Adorno

    Como un bigote a lo antiguo, debajo de la nariz, colgaba el rabo cada vez que se paseaba delante de las teclas.  Ese gesto era toda una declaración de intenciones; una demostración de poder. Solo entonces la carcajada superaba al estornudo. Cuando lo conseguía me dejaba a oscuras con mi soledad. Decían los críticos que…

  • Primeros días de colegio

    La arena que colábamos en el recreo, con un calcetín o con la rebeca roja. Las piedrecitas blancas que nos quedaban, el fino polvo tamizado que repartíamos al canto de: ¿quién quiere arena colada? Y así generación tras generación.

  • Odisea (de Ámbito) aborigen

    El que habla y al que todos miran debe ser el faycán o el guanarteme. No sé qué tipo magia demoniaca multiplica su voz. Tal vez sea esa cosa a la que susurra; secuestra las palabras y luego, las cajas negras, las vomitan por todos lados.

  • DESVELOS

    Siempre nos une un abismo de ida y vuelta. ¿Continuar, retroceder, esperar o acelerar? La duda nos paraliza.   En la esquina de un lunar nos encontraremos, siempre.