Etiqueta: Lugares

  • Veinte años ya

    Transformamos en hogar la vieja casa. No con miedo sino con la alegría del que construye los sueños, afrontamos la proximidad del nuevo siglo. Aún no sé que esta será mi cárcel, que se morirán mis perros y vendrán otros, que nacerán mis hijas; que todos me abandonarán y solo quedaré yo en el lugar…

  • El árbol cronista

    Las veía subir cada tarde al almogarén. Algunas venían de la costa de mariscar, otras subían cargaditas de dátiles desde el valle, algunas traían de los llanos leche de cabra. El mundo giraba entorno a ellas. Cuando el sol amenazaba con dejarnos húmedos y a la intemperie, ellas reinaban en la oscuridad de las cuevas.…

  • La gota

    8 de octubre de 1852 Benito Pérez Galdós se despierta en su casa de la calle Cano en Las Palmas de G.C. con 12 años   Se levanta a oscuras. Abre las contraventanas. La luz de la mañana le ciega por un momento. Intenta no hacer ruido para que el ama de llaves no le…

  • CREACIONES EN BANDAMA

    Como lo que se promete se cumple y más vale tarde que nunca. Aquí van los jueguecitos que hicimos, aquel maravilloso día en Bandama, mi grupito de amigas aprendices de escritoras y yo. No solo fue un día en plena calma, también hubieron muchas risas y alguna lágrima a punto de salir. Foto: Mariola Bautista…

  • PARQUE DE SAN TELMO

    Oasis en medio del bullicio. A la entrada, dos quioscos del color del agua en el paraíso. El de la izquierda con membrillos que nadan rodeando las cristaleras. Con él se quedó flotando la modernidad en esta esquina. Si posamos la mirada todavía más a la izquierda y hacia lo alto, el espejismo nos devolverá…

  • ¿RECUERDOS?

    Levantó la mirada al horizonte y en ese mismo instante vio pasar la guagua número dos. Sabía que debía cogerla pero ya no recordaba porqué. Así que permaneció sentado en la marquesina mientras un goteo incesante de personas subía los tres escalones de acceso. Más atrás, los que bajaban, durante su carrera frenética, se cruzaban…

  • DÍA DE VIENTO EN LA PLAYA

    Colocó su silla a los pies del lugar donde el mar iba a morir. El viento venía del océano, refrescando su cuerpo con minúsculas gotas saladas. No permitía que se escuchara otra cosa que la violencia del mar. Sólo de vez en cuando alguna voz infantil saltaba una ola. Ella se entretuvo, como tantas veces, observando a…